El título de esta entrada debe ser leído con el fondo musical de
Mecano con su
Maquíllate. Y si habéis pinchado en el enlace, tal y como os propongo, seguro que vamos a convenir en lo siguiente: ¡pero cómo pudimos ser tan horteras¡ Yo no tengo respuesta a tanto mal gusto en cuestión de look, que es como lo llamábamos entonces. Pero sí un gran argumento en nuestra defensa: ¡qué bien lo pasamos en los 80¡
Remembers aparte, vayamos a la cuestión. Y esta no es otra que uno de los debates más encendidos que se están produciendo en algunos de los grupos de Linkedin, red a la que, como muchos de vosotros, pertenezco. La cuestión es la siguiente:
¿Debe el sistema de empleo contemplar cuotas para mayores de 50 años?.
No concibe mi mentalidad ningún tipo de cuota. Porque aunque admito que, en ocasiones, sirven para equilibrar un poco el sistema de privilegios que está establecido, lo suele hacer en beneficio de tan solo unos pocos. Me explico: ¿quién se ha beneficiado del sistema 60%-40% de la cuota femenina en las organizaciones políticas y en los cargos públicos? Pues básicamente las mujeres que se dedican a la política y que han encontrado en este mecanismo una fórmula muy útil para relanzar sus carreras.
¡Ya oigo a las hordas del feminismo desarratado cabalgar en mi busca y captura! Pero antes de acabar conmigo, pensadlo un poquito más, por favor. ¿En qué medida las cuotas femeninas han ayudado a mejorar de forma global la condición de la mujer en el mundo empresarial, laboral y académico? ¿Cómo se mide el trabajo que, supuestamente, hacen por nosotras las que han
pillado cargo gracias a la cuota de marras?
Yo soy muy escéptica a este respecto. Y no lo digo por experiencia, sino porque me ha pasado. Quiero decir: he vivido y vivo tan de cerca el mundo de la política en mi ámbito autonómico como para saber que las mujeres, una vez se hacen con su pedazo de cuota, se olvidan por completo de sus congéneres. Más todavía cuando, como en el momento actual, lo único que se reparte en este país es miseria.
¿Cómo podríamos calificar esta actitud? Pues de un forma tan simple que hasta vergüenza da escribirla: actúan igualito igualito que los hombres. Y eso haciendo un esfuerzo para mostrarme justa.
Pero no pretendía yo meterme hoy en este berenjenal, sino en el de las cuotas para desempleados de 50 años o más. Ya he escrito en otra ocasión (
pincha aquí para ver la entrada) sobre los agravantes del paro a edades como las nuestras. (Ah, ¿qué eres más joven? No te preocupes que ya llegarás...). Pero, ¿de verdad piensa alguien que el sistema de cuotas arregla algo más allá de la vida de algunos de nosotros, cincuentones con intereses personales tan legítimos como los de cualquier otro colectivo?
Cuando se habla de cuotas parece que se olvida que, para coger cacho en medidas públicas de estas características, también hay que partirse la cara con los compañeros de porción. ¿O será la cuota capaz de generar puestos de trabajo dónde no los hay? Bueno, eso no sería una cuota, sería un milagro. Y, además, con tanto colectivo (jóvenes, mayores, mujeres, desempleados de larga duración...) reclamando cuota aquí y cuota allá, ¡vamos a agotar por completo la tarta del %¡ ¿No os parece?
Yo creo en definitiva que desde las administraciones públicas se deben implementar medidas de apoyo a los colectivos desfavorecidos, pero no en función de cuotas, sino de necesidades objetivamente demostrables.